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Inteligencia Artificial VS Humanos

A la hora de empezar este artículo, no me he resistido a hacer lo obvio, pedirle a ChatGPT que me hiciera una frase épica y grandilocuente sobre Inteligencia Artificial (IA), diseño y creación de textos.


A continuación, tenéis su respuesta: «La Inteligencia Artificial ha abierto una nueva era de diseño gráfico y creación literaria, donde los límites de la imaginación humana son ampliados por las infinitas posibilidades del pensamiento computacional».

Vale, no es Joyce, ni ninguno de los grandes. Tampoco seguramente esté al nivel de muchos de vuestros escritores favoritos, pero sed sinceros, habéis leído cosas peores. Es más, muchos de los escritores de Bestseller, si hablamos de la calidad literaria, escriben peor.

Esa creo que es su principal cualidad. No se persigue, por ahora, la sublimación del diseño ni la escritura, pero ya se ha conseguido una calidad superior a la media. Y si ya estamos en este nivel, imaginad las próximas versiones.

En los últimos meses, las herramientas de Inteligencia Artificial han asombrado al mundo por su facilidad de uso, y sobre todo por su destreza. El debate sobre si las máquinas pueden hacer ciertas cosas mejor que nosotros ya empieza a formar parte del pasado. No solo pueden hacerlo, sino que lo hacen mucho más rápido.

Pero siempre se pensó que había una barrera en la creatividad. Era en el terreno de la creatividad donde la inteligencia humana no tenía rival. Esa chispa, ese momento eureka, esa inspiración se nos antojaba demasiado humana como para que una máquina pudiera emplearla.

Ahora, tras ver proyectos como los de MidjourneyDall-E o ChatGPT, es obvio que en los apartados creativos, al menos en la realización técnica de los mismos, nos empiezan a sobrepasar también.

La IA no solo enroscará botellas de refresco de forma más rápida, eficiente y optimizará la logística, sino que también diseñará sus etiquetas y creará grandes slogans memorables.

Hace años teníamos como barrera el test de Turing, que consistía en hacer preguntas a una IA para ver si sus respuestas eran indistinguibles de las de una persona. Para hacernos una idea de donde estamos ahora, solo tienes que probar ChatGPT. No solo lo ha superado, sino que nos puede acompañar la respuesta con un relato corto sobre el propio Turing junto a una imagen (del estilo que desees) con Midjourney. Esto nos da una pista de donde estamos, y por donde puede ir el futuro. Si mañana cambiaran a la mitad de la plantilla de un periódico o de una agencia de publicidad seguramente no notaríamos la diferencia.

Pero volviendo al Test de Turing, la mejor prueba de que ya no distinguimos la creación humana de la de una IA, son algunos ejemplos que he conocido recientemente.

Jorge Caín, de 2Easter hace un par de meses creó «Interrogante«, un restaurante ficticio en Zaragoza realizado completamente por IA. Jorge, usando únicamente Midjourney, diseñó desde la imagen corporativa hasta una serie de platos que fue posteando en Instagram, e invitó a la gente a reservar para probarlos. En menos de un mes tenía más de 50 reservas para probar platos tan únicos, que solo existían en la red social. El Test de Turing estaba de nuevo superado.

Otro gran ejemplo es el de Javier López (@javilop) que decidió inventarse en Twitter una película ficticia, «The Artifact». Un metraje perdido hacía décadas que alguien había encontrado, remasterizado y donde se descubrían una serie de muertes y acontecimientos increíbles durante el rodaje. A lo largo del popular hilo de Twitter se iba desgranando la historia con planos de la supuesta película realizados con IA. De hecho, incluso para los primeros bocetos de la historia trabajó conjuntamente con ChatGPT.

Este segundo ejemplo es muy interesante, porque no solo «engañó» a muchos lectores, sino que produjo un enconado debate sobre si la IA es una herramienta legítima del proceso creativo, o es un atajo que rebaja al autor. Javier, por su parte lo tiene claro. Es una herramienta. La idea original es suya, y de hecho no solo no ha omitido el uso de IA, sino que lo hizo público nada más concluir la acción.

Pero hay otros debates que sin duda también surgirán en el corto y medio plazo al ritmo que evoluciona la IA.

¿Nos quitará el trabajo la IA?


Esta quizás es la pregunta más obvia y recurrente. Y no hablamos solo de diseñadores y redactores, que han sido los usos más masivos, hablamos de cualquier profesión. ChatGPT, por hablar de la IA más conocida, no solo redacta, también programa, juega al ajedrez, deduce ecuaciones matemáticas… Y todo ello lo consigue con la primera versión que se ha liberado. En los próximos meses veremos cómo esta revolución parece de juguete en comparación con lo que está por venir.

Porque tras esta IA llegarán nuevas que no sean tan transversales, y se especializarán en una determinada área. Pongamos como ejemplo la medicina. Podemos ver la IA como la tecnología que quitará al trabajo al médico de familia, o como éste podrá dedicar dos horas a un paciente que lo requiera y no solo 5 minutos a cada uno. No tenemos por qué prescindir de los profesionales, sencillamente aprovechar su talento de una forma más efectiva, donde de verdad marquen la diferencia.

Siempre se ha dicho que la tecnología elimina trabajos al mismo tiempo que crea nuevos. Hace 20 años no existían Community managers, ni especialistas en SEO… Pero en este caso está pasando algo que sí es novedoso. Junto a la creación de nuevos puestos de trabajo, estamos asistiendo al rescate de profesiones que se creían ya casi extintas.

A la hora de diseñar una IA, es fundamental «enseñarla» a actuar acorde con nuestros valores, y eliminando los sesgos típicamente humanos. Hablamos de sexismo, racismo, y todos los «ismos» que se quieran poner. Pero tenemos que ir más allá, y definir qué entendemos por «inteligencia» o qué es el «bien», por poner dos ejemplos. En este caso nos movemos en el ámbito de la abstracción. Y aquí entramos en el campo de la filosofía, de la antropología y demás ciencias humanistas que creíamos obsoletas, o al menos poco prácticas para una salida profesional en el mundo actual.

Es curioso que el avance de la tecnología al final pueda hacernos más humanos.

¿Qué vínculos estableceremos con la IA?


Podemos intuir que, si la IA empieza a ser indistinguible de un ser humano a la hora de relacionarse con nosotros, podríamos empezar a formar vínculos emocionales con ella. Y no es arriesgado decir que pasará. En los últimos años nos hemos acostumbrado a relacionarnos de forma digital con otros semejantes. Gente con la que compartimos nuestras emociones pero que jamás hemos visto en persona. Pienso en los antiguos chats, pero aplicaciones de citas como Tinder, Bumble o Meetic serían un ejemplo todavía más potente, y sobre todo más masivo.

Obviamente, el ejemplo perfecto sería la película HER. Pero antes de pasar por el amor con una IA, seguramente pasaremos por la amistad. ¿Qué hace que alguien se convierta en nuestro amigo? La confianza, las situaciones que hemos vivido juntos, el tiempo que hemos compartido cosas…

Ahora pensemos, ¿por qué confiamos y pedimos consejos a nuestros amigos? Sencillamente porque nos conocen mejor que nadie y conocen nuestra historia personal. Desde ese conocimiento, nos ofrecen un consejo que tiene más posibilidades de ser acertado que si nos lo diera alguien que no nos conoce. Pero todos tenemos una parte que jamás compartimos, muchas veces ni con nosotros mismos.

Ahora imaginemos una IA que tiene acceso a todos nuestros emails, nuestros Whatsapp, nuestra interacción con todas las RRSS, qué páginas webs vemos, qué artículos leemos, etc. Esa IA no solo nos conocerá mejor que nuestros amigos, es que nos conocerá mejor que nosotros mismos. Y si eso es así, podrá asesorarnos mejor que ningún ser humano, y sin someternos a un juicio moral.

De repente la relación humana con la IA pasa del plano de una relación meramente operativa a una relación emocional. Confiaremos en ella, y no solo para que nos diga quién fue Felipe II, sino para que nos diga si Fulanito o Menganita nos interesa como pareja.

¿Es el fin de la creación humana?


Hasta ahora ChatGPT o cualquiera de las IA que están surgiendo crea conocimiento en función de la información que previamente ha sido publicada por humanos. Pero al ritmo de creación de contenidos actual, no es extraño pensar que en un par de años la mayoría de la información de la que beban (y bebamos) sea de una IA. Es decir, una IA construyendo conocimiento a partir del conocimiento previo que ha creado otra IA.

Y si el ser humano ya no crea, nuestra ventaja competitiva, nuestra razón de ser que nos ha llevado a ser la especie predominante, sencillamente ya no existe. Quizás la IA no nos elimine físicamente como en Terminator, pero si elimina o disminuye hasta la mera anécdota nuestra capacidad de crear, inventar e imaginar, en cierto modo será como asesinarnos en vida.

Por eso el renacimiento de las ciencias humanísticas se antoja tan necesario como inevitable. Pero también será un impulso para las ciencias cómo la física, la biología… De hecho, ya lo están siendo. Por poner un ejemplo, AlphaFold, una IA desarrollada por Googlepredice la estructura de todas las proteínas conocidas al calcular la forma de 200 millones de moléculas. Un avance sin precedentes marcará literalmente el futuro de nuestra vida.

¿Será realmente objetivo y fiable el conocimiento que nos proporcione una IA?


Es difícil saberlo, y más en el contexto actual. Nos movemos en una sociedad muy polarizada, donde la censura, las fake news, y lo políticamente correcto han desvirtuado cualquier debate. Y es lógico pensar que esto también afectará a la IA. De hecho, ya lo está haciendo.

No es extraño que, si la información en la red es muchas veces errónea, o directamente partidista y adulterada, no pueda ocurrir lo mismo en la información generada por una IA, ya que bebe de las mismas fuentes. La única manera de intentar solucionarlo es introducir correctores, pero ¿en función de qué? Esa es la pregunta. Correctores de verificación, o también correctores que adecúen el contenido generado a los valores imperantes, seguramente serán los primeros. Pero esto abre la puerta a contenidos interesados, y sobre todo patrocinados.

Hasta ahora el modelo de negocio de búsquedas de Google con el que obteníamos información se asentaba la publicidad. Pero si ahora las nuevas IA van más allá de la búsqueda y pasan al conocimiento, ¿quién paga la fiesta? Una opción es un modelo de suscripción, pero otra igualmente posible puede ser el modelo Freemium, donde las respuestas gratuitas tengan un patrocinio adherido. Y al igual que ahora ocurre con el branded content, los publirreportajes o el product placement, poco a poco las empresas de IA irán creando nuevos espacios para sus anunciantes.

«Puede que en breve tengamos una fuente de conocimiento como nunca antes habíamos imaginado, que logre democratizar la enseñanza, que nos ayude a llegar más allá de nuestros límites, que nos haga avanzar a una sociedad más prospera, eficiente y justa, o puede que sea todo lo contrario. Dependerá de cómo usemos la inteligencia que la tecnología ha puesto en nuestras manos».

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Herramientas No Code: La Revolución en la Creación de Aplicaciones

El movimiento No Code está impulsado por la creciente demanda de aplicaciones y productos digitales personalizados y la necesidad de una mayor eficiencia y rapidez en su creación. Es un fenómeno tecnológico que está ganando mucha popularidad ya que permite a los usuarios crear aplicaciones, sitios web y otros productos digitales sin escribir código o con una mínima cantidad de líneas de código.

Las herramientas No Code están revolucionando la forma en que las personas crean y lanzan aplicaciones abriendo nuevas oportunidades para una amplia variedad de usuarios, incluyendo los negocios y los desarrolladores.

Esta tendencia tecnológica cuenta con plataformas y herramientas que ofrecen una interfaz visual intuitiva y de fácil uso permitiendo a los usuarios arrastrar y soltar elementos para crear aplicaciones y sitios web completos y avanzados, poniendo el foco en la funcionalidad y el diseño de sus proyectos, sin tener que preocuparse por el código informático o el aprendizaje de un nuevo lenguaje de programación.

Ya sea para mejorar procesos internos o para lanzar una nueva aplicación al mercado, estas herramientas permiten a los negocios crear soluciones personalizadas sin tener que invertir en un equipo de desarrolladores propio o costosos servicios externos. Por ejemplo, los usuarios pueden integrar fácilmente funciones como la autenticación de usuariosgestión de bases de datos e integración con servicios en la nube.

Ventajas de plataformas No Code

 

✓ Rapidez y eficiencia en el desarrollo

Permiten construir soluciones de forma mucho más rápida que escribiendo código desde cero, lo que se traduce en que los negocios pueden lanzar sus productos al mercado más rápidamente y aprovechar oportunidades antes que sus competidores.

✓ Reducción de costes

Resulta más económico su uso que contratar a un equipo de desarrolladores, permitiendo ahorrar en los costes de desarrollo y destinar esos recursos a otras áreas críticas del negocio.

✓ Flexibilidad y escalabilidad

Ayudan a crear aplicaciones y productos digitales altamente personalizados para necesidades específicas. De igual forma, pueden ser escalados y adaptados a medida que los negocios crecen y evolucionan.

✓ Accesibilidad

Los negocios de todos los tamaños pueden acceder a estas tecnologías y aprovechar sus ventajas.

8 herramientas No Code

 

  • Adalo: permite a los creativos, propietarios de negocios y fundadores crear aplicaciones web y móviles personalizadas sin código.

  • Bubble: es uno de los entornos de programación visual más avanzados para crear aplicaciones web robustas enfocadas a redes sociales, productos de software como servicio (SaaS), marketplaces …

  • Glide: crea aplicaciones personalizadas para cualquier flujo de trabajo sin codificación.

  • Knack: ofrece herramientas simples para transformar tus datos en una poderosa base de datos en línea.

  • Makerpad: permite a las empresas aprender a utilizar el código no code para gestionar sus negocios de forma más eficiente.

  • Webflow: puedes experimentar la potencia de HTML, CSS y JavaScript sin necesidad de escribirlos.

  • Zapier: permite automatizar tareas repetitivas entre diferentes aplicaciones con pocos clics.

  • Zoho Creator: ofrece una gran cantidad de funciones para la creación y el desarrollo rápidos de prototipos de aplicaciones.



Estas son solo algunas de las mejores herramientas No Code disponibles en el mercado. No obstante, se recomienda elegir la herramienta que mejor se adapte a sus necesidades y/o requerimientos.

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Para qué quieren el Metaverso las empresas

Siempre que hay un descubrimiento científico o un avance tecnológico, a la mayoría de la sociedad le surge la misma pregunta: «¿Y eso para qué sirve?». Para qué sirve un neutrino, para qué sirve Blockchain y ahora para qué sirve el Metaverso. Realmente lo que quieren decir es para qué les sirve a ellos.

Vivimos en la era de la utilidad. Lo que no tiene un uso practico instantáneo, sencillamente no vale. Pero esta necesidad de utilidad no es exclusiva de las personas, sino también de los negocios.

Por eso cuando aparece una novedad, y lo hace con tanta fuerza como el Metaverso, las empresas empiezan a pensar en cómo le podrán sacar partido. Porque en el mundo de los negocios solo hay algo peor que no saber, y es ser el único que no sabe.

Así que cuando Zuckerberg anunció su Metaverso (esto daría para cinco artículos), todas las grandes compañías empezaron a ver cómo podían aprovecharlo. Lo primero era averiguar de qué se trataba, pero a diferencia de otras tecnologías disruptivas como Quantum, Blockchain, Web 3… el Metaverso tiene algo que lo hace único y extremadamente atractivo, y es que es fácil de entender. Todo el mundo ha visto Matrix, o alguna de las veinte películas que hablan de realidades paralelas. La idea de un mundo virtual parecido al nuestro ya fue planteado por Platón (entre otros), pero lleva acompañando a la humanidad desde el inicio de sus días.

Y en cuanto apareció, muchas compañías empezaron a aplicar los principios del Metaverso, pero sin haber cambiado los suyos. Es decir, a la empresa se viene, o se conecta, únicamente para trabajar. Esta idea también es más antigua que la propia oficina, y ni el trabajo en remoto ha logrado desterrarla.

Una empresa, y da igual el sector al que nos refiramos, es lo que sus trabajadores son. Si tienes empleados críticos, abiertos y curiosos, así será tu empresa. Por tanto, la máxima de una compañía no debería ser que sus empleados «ejecuten» una labor, sino que éstos se desarrollen y evolucionen para que la empresa también lo haga. Un espacio de encuentro, colaboración, aprendizaje e intercambio de ideas que van más allá de la propia labor puntual. Y aquí es donde el Metaverso puede de verdad suponer un valor diferencial.

Hasta la fecha la mayoría de las empresas apuestan por usar el Metaverso para reuniones inmersivas, donde haya mayor interacción entre sus asistentes, se puedan compartir informes, se elaboren estrategias, se debatan aspectos puntuales o generales… en definitiva, se pretende «reproducir» una reunión física, con toda la riqueza que supone respecto a una reunión telemática.

Además, se está empezando a plantear en reuniones de ejecución de proyectos. El Metaverso en estos escenarios permite, por ejemplo, a dos arquitectos meterse casi de forma literal en los planos de unas oficinas nuevas mejorando la visión conjunta y, por tanto, la comunicación y colaboración entre ellos. No se comparte la pantalla haciendo Zoom, sino que se comparte el espacio entrando ambos en el propio diseño.

Otro de los focos en los que se está trabajando es en la parte formativa. La formación online, por lo general, no consigue superar los problemas de la distancia. El receptor no está en el mismo plano, es un alumno pasivo, en el que el feedback no termina de ser natural. El Metaverso puede solucionar en parte esas barreras. Puede haber mayor interacción entre las partes, y se pueden generar debates «orgánicos» más enriquecedores. Lograr que una audiencia pasiva se convierta en un aula de gente más comprometida con lo que se está enseñando y con sus propios compañeros. Además, el uso de material audiovisual, interactivo y personalizado, puede ser todavía más eficiente y productivo que en una formación física.

Y por supuesto, ya se han visto ejemplos de Meetings, Congresos y Presentaciones en el Metaverso con todas las ventajas que ello conlleva. Ahorro en desplazamientos y emisiones, eliminación de distancias, posibilidad de incorporar diferentes materiales… Incluso aforo ilimitado, o al menos mayor que en un evento físico. Pero hay algo que falta en esta lista de posibilidades que brinda el Metaverso a las empresas, y es el factor humano.

Si nos damos cuenta, todo lo que hemos ido describiendo anteriormente tiene un elemento común, están pensadas para el trabajo de sus empleados.

No nos engañemos, el trabajo ejecutivo es (y debe ser) uno de los grandes objetivos de una empresa, pero no es el único importante. Cualquiera que haya trabajado en una oficina sabe que trabajar codo con codo con sus compañeros es tan fundamental como el descanso del café o la cerveza con ellos tras el trabajo. Es en ese momento donde se estrechan los vínculos, se mejora la cohesión y se reafirma el sentimiento de grupo.
De hecho, numerosos estudios (como la Teoría de las relaciones humanas de Elton Mayo) indican que los trabajadores valoran más la sensación de bienestar y unión con sus compañeros que la propia tarea que desarrollan, lo que redunda en un mayor involucramiento y productividad.

Entonces, si las relaciones humanas de los trabajadores son tan importantes para el desarrollo del grupo y de la propia empresa, ¿por qué no aprovechar las posibilidades que nos da el Metaverso para fomentarlas y ampliarlas?.

Ver el Metaverso más allá de la tecnología que lo soporta, como un espacio de encuentro y colaboración entre los trabajadores. Un espacio de confianza, cercano, donde se abran opciones infinitas, como volar, visitar Marte, asistir a un concierto en la Fosa de las Marianas… Universos donde ningún ser humano ha llegado, y descubrirlos juntos, como equipo, al igual que estamos haciendo con el Metaverso.

El Metaverso no puede sustituir el mundo real pero puede ofrecernos posibilidades que jamás habíamos imaginado, personalizadas hasta el extremo en función de las características personales y profesionales de cada grupo. Solo hace falta que las empresas empiecen a tener más imaginación.

No se trata de elegir entre el mundo virtual y el mundo analógico, sino combinar ambos para lograr el mejor resultado. La tecnología ya está aquí, y será tan buena o tan mala como los motivos por los que la usemos. Así que antes de que las compañías se pregunten para qué sirve el Metaverso, deberían pensar para que lo quieren utilizar.